Estenosis significa estrechamiento anómalo de un conducto u orificio del organismo, puede ser por causas genéticas o adquirido. En general, eso es lo que significa estenosis y puede ser cualquier conducto del cuerpo humano, desde una arteria hasta los intestinos.

La estenosis del conducto vertebral se produce cuando los espacios entre las vértebras se hacen más estrechos, lo que genera presión sobre las raíces de los nervios en este conducto.

Cuando envejecemos, los huesos y las articulaciones sufren un desgaste paulatino. La espalda, al ser el soporte del cuerpo; sufre este desgaste y las molestias pueden afectar la calidad de vida, por la dificultad que ocasiona para realizar las actividades cotidianas.

Los síntomas son principalmente dolor o ardor, que incrementa al ponerse de pie o caminar, pero al inclinarse hacia adelante se siente un poco de alivio. La localización del dolor; si es en la parte baja de la espalda, se acompaña de adormecimiento y hormigueo en las extremidades inferiores. En el caso de una estenosis cervical, este adormecimiento afecta los brazos, presentando a veces debilidad en una mano, brazo o dedos.

La estenosis espinal lumbar, es más común que la estenosis espinal cervical. Es decir, la zona baja de la espalda es donde este síndrome es más frecuente, especialmente en pacientes de la tercera edad.

En la estenosis espinal, al ser comprimidos los nervios no solo se obstaculiza el impulso eléctrico, sino que la vascularización también se compromete y se produce el dolor y afecta la movilidad de las extremidades.

Cuando hay dolor, se puede remediar con la rehabilitación física, bloqueos y otros tratamientos no quirúrgicos. Por lo tanto, el paciente puede recuperar su calidad de vida. Sin embargo, cuando este dolor es incapacitante y se han agotado las alternativas que apoyan al organismo a recuperarse; se indica la cirugía.

La descompresión quirúrgica se considera una opción cuando se acompaña por una valoración de riesgo quirúrgico, que refleja el estado de salud general del paciente, para confirmar que la cirugía sea una buena opción efectivamente, para que pueda tener una recuperación rápida y evolucionar favorablemente en el largo plazo.

Puede ser una descompresión parcial o una descompresión completa, lo que se detalla en el plan quirúrgico realizado a partir de las valoraciones y el seguimiento de cada paciente. La determinación de las técnicas e insumos de la cirugía son basadas en la experiencia del especialista, ya se pueden eliminar todas las estructuras óseas y ligamentos (el soporte posterior) y dar este soporte con la colocación de tornillos y cajas intersomáticas. La cirugía debe ser de mínima invasión y ofrecer la técnica adecuada acorde a las características radiológicas analizadas previamente.

Los resultados deben referir un resultado satisfactorio en el mayor tiempo posible posterior a la cirugía. Debido a que los nervios se encuentran aprisionados o maltratados, la descompresión podría comprometerlos y por ello, como todas las cirugías del sistema nervioso, se requiere tomar las mejores medidas para minimizar cualquier tipo de complicaciones.

Después de la cirugía, probablemente se incluya un programa de rehabilitación con un fisioterapeuta, por lo que también la evolución de la misma procura ser favorecida con un buen especialista en rehabilitación física.

La mejor manera de prevenir este padecimiento es mantener hábitos de vida saludables, es decir; Ejercicio media hora tres veces por semana. Si comienza a tener síntomas de dolor de espalda, es mejor acudir a un especialista para ofrecerle los ejercicios específicos que mejoren su condición y no lastimarse.

Programar sus rutinas diarias para hacer su actividad física paulatinamente y de forma equilibrada, ya que su progreso no debe acelerarse, pero mantenerse constante. También puede utilizar bastón o un andador como ayuda para moverse con seguridad y apoyar el peso adecuadamente. Por último, llevar una dieta adecuada evitando el sobrepeso.